Monoï de Tahiti





Monoï de Tahiti o “aceite sagrado” se ha elaborado artesanalmente según una tradición maohi durante siglos. El afamado aceite posee propiedades hidratantes, reparadoras y purificantes; y según la isla de la que proceda también puede ser un poderoso afrodisíaco como el de las islas Marquesas que se elabora en base de plantas aromáticas denominadas Humuei.
Monoï de Tahiti tiene sus raíces tanto en la medicina tradicional tahitiana (Raau Tahiti) como en los masajes tradicionales Taumari y actualmente se aplica en productos de alta cosmética, pero es mucho más que un producto de belleza y bienestar. Monoï de Tahití tiene el poder de estimular los sentidos y alimentar la imaginación. Es una poción mágica que te transporta a través de los sentidos a las islas del Pacífico Sur.
El "aceite sagrado" de Tahiti reúne las virtudes del Tiaré (Gardenia Taitensis) y las propiedades humectantes del aceite de coco (Cocos Nucifera) pues se obtiene mediante la maceración del las flores del Tiaré en aceite de coco refinado.

Tiaré de Tahití: Los pétalos blancos del Tiaré son símbolo de pureza y su fragancia suave y adictiva es el sello de Tahití y de las islas de la polinesia francesa. Más allá de su simbolismo de sensualidad la flor del Tiaré es una de las plantas más importantes de la medicina tradicional tahitiana. Es rica en alcoholes terpénicos y esteres (salicilato de metilo) los cuales son conocidos por sus propiedades purificantes y calmantes. Se utiliza, para el tratamiento de la eczema, dolores de cabeza y picadas de insectos. Actualmente, el Tiaré forma parte de la composición de productos de cuidado personal de todo el mundo; en emulsiones, aceites corporales, tónicos y fragrancias.

Cocos Nuciferas: Las excepcionales condiciones geoclimáticas de las islas de coral de la Polinesia francesa producen el Haari, un coco con cualidades únicas. Es la “fruta de la vida” de estas islas y el aceite que se obtiene de su nuez es elogiado por su inigualable sedosidad. Se extrae mediante método de presión sin uso de químicos y luego se somete a un proceso de refinamiento para lograr un aceite liviano, cristalino y de alta calidad con una textura distintivamente sedosa.
El sol, la brisa marina y la sal de mar pueden dañar la piel y el cabello. El pueblo polinesio se ha protegido de estos elementos naturales valiéndose de las propiedades humectantes y regeneradoras del Monoï. El aceite brinda una humectación progresiva y prolongada a las capas superiores de la piel y repara de manera efectiva el cabello seco y dañado, dejándolo más brilloso y manejable.
Este secreto de belleza y salud de tradición milenaria e indiscutible patrimonio cultural de la sociedad tahitiana ahora está a tu alcance y podrás disfrutar de todas sus virtudes y delicado perfume.